Una manera de incentivar a los niños en su educación y desenvolvimiento es propiciar los espacios seguros, definidos e implementados especialmente para esta labor. Brindar seguridad afectiva en todo momento, interviniendo cuando fuera necesario. Participar en el juego, sólo si te lo solicitan. Estar pendiente del desarrollo del juego tomando en cuenta el desenvolvimiento e intereses.
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